Comunicación de las Ballenas

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Las ballenas cuentan con un complejo sistema de comunicación que les permite proveer información. Los científicos arguyen las razones de los métodos comunicativos de las ballenas, pero se cree que pueden efectuarlos en contextos sociales tal como los seres humanos lo hacen.

Lenguaje corporal

Misticetos y odontocetos son capaces de comunicar mediante movimientos específicos. Con sus colas y aletas, golpean la superficie del agua y el sonido que se produce es escuchado a varios cientos de metros por debajo de sus cuerpos. Estos golpes, si son especialmente agresivos, pueden ser una señal de advertencia para otras ballenas o servir como elemento de disociación de los bancos de peces para así atraparlos de forma más fácil. En ocasiones golpean los lóbulos de la aleta caudal, lo que expresa excitación y hasta agresión.

Los odontocetos tienen una variedad de formas de comunicación más amplia. Si desean indicar que hay comida cerca, lo más probable que es realicen una serie de saltos fuera del agua. Si expanden sus aletas pectorales y extienden las mandíbulas seguramente no están contentos. Sus golpes en el agua con la cola o las aletas indican necesidad de atención o de alejarse del área en que se encuentran.

Comunicación sonora

Las grandes ballenas con barbas producen sonidos, mayormente de baja frecuencia. Es importante saber una cosa: los cetáceos no tienen una voz como los humanos. Los sonidos no son producidos desde las cuerdas vocales, sino desde alguna otra estructura.

Los investigadores concuerdan en que es factible que el tejido en la región nasal vibre al pasar el aire y se produzcan así los sonidos en los odontocetos, amplificados gracias al melón. Los misticetos poseen una laringe que se desempeña como productora de sonidos aunque otros investigadores también piensan que los senos craneales son responsables de las emisiones. Todas estas explicaciones sólo son teorías hasta el momento.

En general, todos los cetáceos dependen mucho más de la comunicación sonora que los demás mamíferos marinos, ya que sus otros sentidos no están más desarrollados. En el océano el sonido se propaga a una velocidad 4 veces mayor que en el aire al nivel del mar.

Mientras que los odontocetos desarrollan un sonido propio y diferente del de otros de su misma especie, las ballenas con barbas ejecutan sonidos profundos, principalmente de baja frecuencia. Estos sonidos son los más intensos que emite un animal y viajan a cientos de kilómetros desde el lugar de emisión, un hecho que demuestra la adaptación de animales que a menudo viajan solos.

Los sonidos de los misticetos se clasifican en emisiones de baja frecuencia, que corresponden a 20-200 Hertz (por debajo de la capacidad de escucha del oído de los humanos) y de alta frecuencia. Los segundos son regularmente parecidos a gruñidos, resoplidos y gemidos, pero los primeros son toda una sinfonía de belleza. Se escuchan como gemidos y gruñidos, pero también como secuencias de larga duración (entre 10 y 40 minutos).

Las secuencias se denominan “cantos” y específicamente, son un patrón de sonidos regulares y predecibles frecuentes en algunas especies de ballenas barbadas y muy comunes en la especie Megaptera novaeangliae o ballena jorobada. En este sentido, los machos son vistos “entonando” cantos con frecuencia durante la época de reproducción, por lo que se infiere que son ejecutados para atraer a las hembras. Otras razones para emitir cantos son las siguientes:

  • Localización e identificación de compañeros.
  • Separación entre los machos.
  • Comunicar la especie, el sexo, estado reproductivo y disposición a competir por las hembras.
  • Advertencia de las amenazas del entorno.
  • Saludo.
  • Orientación.

Los estudios todavía no son concluyentes. Por otra parte, una situación preocupa mucho a los ambientalistas y científicos. Los cetáceos son de una sensibilidad auditiva aguda, y el constante sonido externo proveniente de las actividades humanas (embarcaciones, estudios sísmicos, ruido urbano, etc.) puede afectar su comportamiento con respecto a sus conductas comunicativas.

Ante nosotros está un gran reto de conservación, ¿no crees?

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